LA CELULA VEGETAL
La célula es la
unidad básica y fundamental de los tejidos y por tanto, de los órganos.
Esta puede constituir por sí sola un individuo u organismo unicelular.
La célula no es estática, es excepcionalmente dinámica. Todas sus actividades
se realizan en un medio acuoso e implican un desplazamiento de solutos en la
célula misma, entre células, y entre la célula y su medio externo. Su forma es
variada según se trate de individuos unicelulares que viven libremente o
de individuos pluricelulares.
La célula vegetal típica
presenta, por fuera de la membrana plasmática, la pared celular, compuesta
fundamentalmente por celulosa y secretada por el protoplasto. Con el
paso del tiempo esta pared puede sufrir una serie de cambios producto del
metabolismo y el envejecimiento, manifestándose con deposiciones de diversas
sustancias tales como lignina, grasas (suberina, cutina, ceras), taninos,
etc., que pueden ser reconocidas mediante pruebas químicas. La pared celular
delimita a la célula vegetal, determina su forma y confina al protoplasma, en
el cual se distribuye una serie de organelos bien definidos morfológicamente y
limitados por membranas especiales que cumplen funciones vitales específicas.
Otra
característica típica de la célula vegetal es la presencia de plastidios,
los cuales pueden ser pigmentados (cloroplastos y cromoplastos) o
no pigmentados (leucoplastos). La clorofila es el pigmento fundamental
de los cloroplastos, mientras que los carotenos dan la coloración rojiza
o anaranjada de los cromoplastos; dentro de los plastidios no pigmentados se
encuentran los elaioplastos, que almacenan grasas (lípidos) y los amiloplastos,
que almacenan almidón; éstos últimos pueden tener formas diversas e incluso
pueden tener valor taxonómico.
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