viernes, 23 de octubre de 2015

VIRUS DE LA INMUNODEFICIENCIA FELINA (VIF)


Los virólogos han clasificado el virus de la Inmunodeficiencia Felina (VIF) en la misma familia del virus de la Leucemia Felina, pero con una diferencia: el VIF no es un retrovirus, sino un lentivirus, del tipo de los que causan la neumonía progresiva de las ovejas, la anemia infecciosa de los caballos, la artritis y encefalitis en las cabras y el SIDA en humanos. VLFe y VIF con frecuencia causan un tipo de enfermedad muy parecida, pero en sí mismos ambos virus difieren en muchos sentidos, por ejemplo en cuanto a su forma y aspecto: el VIF es un virus de forma alargada, mientras el VLFe es circular. Además, ambos son muy distintos genéticamente, y su estructura proteínica es muy diferente en tamaño y composición. 

Hay gatos infectados de VIF en todo el mundo, pero la importancia del la infección depende de la localización geográfica seleccionada y de la población de gatos testada. En los EE.UU, aproximadamente entre un 1´5 y un 3% de los gatos en apariencia saludables han sido infectados del VIF. Este porcentaje aumenta considerablemente al estudiar a los gatos con algunos signos clínicos de enfermedad, pues más de un 15% de los gatos con manifestaciones de alguna difusa patología también resultaron infectados del VIF. Los machos no castrados a los que se les permite salir libremente de casa, especialmente aquellos más agresivos, son los que resultan infectados con más frecuencia, mientras que los gatos que permanecen siempre dentro de casa son menos proclives a contraer la infección.

¿Cómo afecta este virus al gato?

         Una vez que el virus penetra en el cuerpo, después de la infección inicial, llega a los  nódulos linfáticos donde puede reproducirse en los glóbulos blancos llamados linfocitos-T. En consecuencia, se produce un engrosamiento generalizado de los nódulos linfáticos, aunque este estado de la enfermedad generalmente pasa desapercibido para el propietario del animal, a no ser que dicho engrosamiento sea muy visible y evidente.
         Algún tiempo después quizá días, pero por lo general semanas o meses- el gato muestra síntomas como fiebre y un considerable descenso de leucocitos. Esta leucopenia se debe, fundamentalmente, a la falta de neutrófilos,  los glóbulos blancos que protegen al gato contra las infecciones bacterianas, y también a la pérdida de esos linfocitos-T o células de ayuda que juegan un importante papel en la protección inmunológica. La anemia (bajo recuento de glóbulos rojos) también puede manifestarse, especialmente cuando la enfermedad ya está muy avanzada.
         Los gatos infectados pueden parecer normales durante años. Pero de pronto, cuando comience a mostrar signos de inmunodeficiencia, la capacidad del gato para autoprotegerse contra las infecciones se verá comprometida. La misma bacteria, virus, hongo o protozoo que los gatos normalmente encuentran cada día en el ambiente y que por lo general no afecta a su salud, puede causar una enfermedad muy grave en los gatos cuyo sistema inmunológico ha sido dañado por el VIF. Estas infecciones secundarias son responsables de la mayoría de signos clínicos asociados al VIF, y la principal causa de muerte en gatos VIF positivos.
 
 
¿Cuáles son los síntomas de la enfermedad?

·        Fiebre.
·        Pérdida de apetito.
·        Manto (pelaje) empobrecido, sin brillo...
·        Infecciones e inflamación de encías (gingivitis).
·        Estomatitis.
·        Infecciones crónicas o recurrentes de la piel, del tracto urinario y del sistema respiratorio.
·        Diarrea persistente.
·        Inflamación del tejido conjuntivo (en algunos casos, no siempre aparece).
·        Pérdida de peso lenta pero progresiva que acaba en un grave enflaquecimiento a medida que avanza la enfermedad.
·        Incremento del riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer, como linfomas (aunque ese riesgo siempre es mayor en el caso de gatos infectados de Leucemia).
·        Aborto y problemas reproductivos en gatas fértiles infectadas.
·        En algunos casos, aún no siendo tan frecuente: convulsiones, deterioro mental y otros desórdenes neurológicos.


Algunos gatos VIF positivos manifiestan enfermedades recurrentes seguidas de episodios de aparente salud. Incluso la leucopenia y la anemia aparecen y desaparecen de forma cíclica: con episodios de bajos recuentos seguidos de una recuperación de los niveles normales. Sin embargo, la tendencia general parece ser progresiva, de modo que los descensos en la fórmula leucocitaria son más bajos en cada nuevo episodio o brote de la enfermedad.
 
 
¿Cómo puedo evitar que este nuevo gatito contraiga el VIF?

         No existe ninguna vacuna contra el VIF. Los propietarios pueden proteger a sus gatos sólo evitando el contacto de éstos con otros animales infectados. Las mascotas que viven dentro de casa y que nunca salen libremente al exterior, al evitar el contacto con las colonias de gatos cimarrones, están generalmente a salvo de contraer el VIF. Lo ideal sería que los criaderos y casas donde hay muchos gatos conviviendo bajo el mismo techo testasen todos sus gatos y aislasen o apartasen a los gatos infectados. Aunque se ha comprobado la condición general VIF- de los gatos residentes en un espacio cerrado, todo gato debería ser testado de Inmunodeficiencia Felina antes de ser trasladado a otro hogar, y sólo los VIF- podrían entrar en la nueva casa o criadero. Se recomienda un periodo de cuarentena de unas 8-12 semanas en aquellos casos en que el gato tenga un historial de probable exposición al virus, como en los gatos callejeros o abandonados (stray cats).

¿Puedo infectarme de Inmunodeficiencia Felina por un gato VIF+?

         No, la verdad es que ¡NO! Aunque el VIF es estructuralmente similar al VIH (Virus de la Inmunodeficiencia Humana, o SIDA) y causa en los gatos una enfermedad semejante al SIDA en humanos, es un agente específico y afecta únicamente a los felinos. Según muchos estudios, veterinarios, propietarios, criadores e investigadores expuestos a un contacto directo con el virus del VIF y con gatos infectados, no han mostrado absolutamente ninguna evidencia de la enfermedad.

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