Bandit, es un toro que lamentablemente ha corrido la suerte
de muchos otros de su especie: ha pasado prácticamente toda su vida
encadenado y confinado a un pequeñísimo lugar sin espacio suficiente para
moverse demasiado. Pero esa realidad está a punto de cambiar. Al principio
cuando el hombre de rojo llamado Christian entra a la habitación donde están
Bandit y otras vacas y toros, todos ellos parecen un poco confundidos. ¿Qué
querrá ese hombre? Bandit recibe de muy buena gana las caricias que él le da y
luego ocurre lo que Bandit ha esperado por lo que parece una eternidad.
Apenas lo libran de sus cadenas, Bandit da una especie de
baile de la libertad. Al fin puede revolcarse en ese montón de paja que ha
tenido frente a sus narices todo este tiempo.
Su extrema
alegría nos deja entrever algo bastante triste… probablemente esta es la
primera vez en mucho tiempo que se ha sentido feliz. Pero gracias al equipo del
santuario de animales Gut Aiderbichl esa triste vida quedará
atrás y Bandit lo sabe. Él muestra su gratitud a Christian, de la única forma
que conoce: demostrándole cariño.
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