¿De dónde proceden en realidad las tortugas que se venden en tiendas de mascotas y acuarios?
Mucho
se ha dicho acerca de la procedencia exacta de los millones de tortugas
japonesas que salen de los Estados Unidos hacia el mercado de mascotas
en el resto del mundo, incluido nuestro país. Quienes las exportan se
autonombran “productores” de estas tortugas, dicho de otro modo, se
consideran como propietarios de “granjas de tortugas”. Este término
significa formalmente que se trata de un sitio en donde se reproduce
continuamente a estos animales, a partir de tortugas nacidas en
cautiverio.
Esto no resulta cierto en ningún caso con los
“productores” de tortugas en dicho país, pues realmente lo que hacen es
capturar tortugas en regiones naturales, y solamente cosechan las crías
que son producidas por estas tortugas netamente silvestres. De hecho,
cada año estos productores se ven en la necesidad de reemplazar a cerca
del 10% de las tortugas que usan como reproductoras, debido a la
mortalidad que se da en los estanques que ellos manejan y que soportan
altísimas densidades de animales, las tortugas padecen un gran estrés
por vivir hacinadas, lo que disminuye su expectativa de vida.
¿Cuál es la realidad de la tortuga japonesa en el mercado de mascotas? ¿Son mascotas desechables?
El
mercado de mascotas tiene sin duda entre sus líderes en cuanto a
volumen de ventas a la tortuga
japonesa, en el lapso de 1989 a 1994 se
exportaron de Estados Unidos más de 26 millones de ejemplares, es decir,
más de 5 millones de tortugas por año. En la actualidad, seguramente
estas cifras se mantienen y no sería extraño que incluso se hubieran
incrementado.
Lamentablemente, este enorme número de tortuguitas
es vendido a aficionados, quienes no cuentan en lo absoluto con la
información y conocimientos que deberían manejar las personas
involucradas en la cadena de comercialización para informar y educar al
público, y de esta manera lograr un apropiado manejo de tales animales
en cautiverio. El resultado de dicho problema es la elevada mortalidad
(muertes) que tienen estas tortugas durante el primer año de vida, que
se estima es de alrededor del 90%, es decir, cerca de 4.5 millones de
individuos al año.
Así pues, el impresionante número de
tortugas que mueren desde que son transportadas de Estados Unidos y
durante las primeras semanas cuando son compradas por aficionados, sólo
se compara con la enorme ignorancia que se tiene en las tiendas de
mascotas, sumando una importante carencia de ética con los clientes, ya
que por lo general sólo se interesan por la ganancia económica. Un
riesgo adicional que la gente ignora es que las tortugas, como muchos
otros reptiles, son portadoras naturales de la bacteria Salmonella.
La
combinación de todos estos factores da como resultado una costumbre
aberrante: que se considere a estas tortugas como “mascotas
desechables”.
Muchas veces se regalan estos
animalitos a niños pequeños, supuestamente para enseñarlos a “ser
responsables”. Si bien el niño puede empezar a ayudar con algunas cosas y
aprender hábitos, no podemos hacerlo responsable de la vida de otro
ser, cuando el pequeño mismo está en formación y aprendiendo antes que
nada, a cuidar de sí mismo. Cuando hay un animalito en casa, la
responsabilidad finalmente recae en los padres, quienes muchas veces ni
deseaban tener a su cuidado un animal, o no tienen el conocimiento y los
medios para proporcionarle una calidad de vida óptima.
Problemática ambiental.
Actualmente
estas tortugas están catalogadas como plaga, ya que como se mencionó
anteriormente, la gente que las adquiere no tiene el conocimiento de lo
que compra y se deja llevar sólo por su tamaño y lo aparentemente fácil
de su cuidado, sin conocer el tamaño que alcanzarán las tortugas al
crecer (de 20 hasta 40 cm) y que pueden vivir ¡hasta 40 años! Como
desenlace, las gente termina abandonándolas.
Esta especie
causa un impacto negativo en el medio ambiente cuando es abandonada en
un lugar del que no es originaria, pues desplaza a las especies que lo
habitan. Su gran apetito y capacidad omnívora la convierte en una
amenaza para muchas especies que no estaban preparadas para defenderse
de un nuevo depredador; también pueden arrasar con plantas acuáticas que
servían de alimento para otros animales, y pueden además transmitir
enfermedades.
En cautiverio estas tortugas normalmente
viven menos y sufren mucho debido a la nula experiencia de la gente que
las adquiere y que piensa que son mascotas ideales para niños,
usualmente su calidad de vida no es buena ya que sufren de frío, mala
nutrición, descuido, y finalmente, abandono en lagos de parque
públicos, zoológicos o lagos y ríos naturales en los que como se
mencionó, pueden dañar al medio ambiente y a las especies originarias
del lugar, como ocurre por ejemplo con los ajolotes en Xochimilco,
especie endémica (es decir, que sólo se encuentra en ese lugar en todo
el planeta), y que se está en peligro de extinción.
Que mal tan bonitas que son estas tortugas aun que creo que en su totalidad es injusto que las tengamos en cautiverio por que personalmente no me gustaría que alguien me secuestrara y me dejara encerrado de porvida.
ResponderEliminarYa no hay q compra tortugas para los sobrinos.
ResponderEliminarya no hay de hecho su veta esta prohivida... afortunados los que tienen tortugitas
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