Los
virólogos han clasificado el virus de la Inmunodeficiencia Felina (VIF) en la misma familia del virus de
la Leucemia Felina, pero con una diferencia: el VIF no es un retrovirus, sino un lentivirus, del tipo de los que causan la neumonía progresiva de las ovejas,
la anemia infecciosa de los caballos, la artritis y encefalitis en las cabras y el SIDA en humanos. VLFe y VIF
con frecuencia causan un tipo de enfermedad muy parecida, pero en sí mismos ambos virus difieren en muchos
sentidos, por ejemplo en cuanto a su forma y aspecto: el VIF es un virus de forma alargada, mientras el VLFe es
circular. Además, ambos son muy distintos genéticamente, y su estructura proteínica es muy
diferente en tamaño y composición.
Hay gatos infectados de VIF en todo el mundo, pero la importancia del la infección
depende de la localización geográfica seleccionada y de la población de gatos testada. En
los EE.UU, aproximadamente entre un 1´5 y un 3% de los gatos en apariencia saludables han sido infectados
del VIF. Este porcentaje aumenta considerablemente al estudiar a los gatos con algunos signos clínicos de
enfermedad, pues más de un 15% de los gatos con manifestaciones de alguna difusa patología también
resultaron infectados del VIF. Los machos no castrados a los que se les permite salir libremente de casa, especialmente
aquellos más agresivos, son los que resultan infectados con más frecuencia, mientras que los gatos que permanecen
siempre dentro de casa son menos proclives a contraer la infección.
¿Cómo afecta este virus al gato?
Una
vez que el virus penetra en el cuerpo, después de la infección inicial, llega a los nódulos linfáticos donde puede reproducirse en los glóbulos
blancos llamados linfocitos-T. En consecuencia, se produce un engrosamiento generalizado de los nódulos linfáticos,
aunque este estado de la enfermedad generalmente pasa desapercibido para el propietario del animal, a no ser que
dicho engrosamiento sea muy visible y evidente.
Algún
tiempo después quizá días, pero por lo general semanas o meses- el gato muestra síntomas
como fiebre y un considerable descenso de leucocitos. Esta leucopenia se debe, fundamentalmente, a la falta de neutrófilos, los glóbulos blancos que protegen al gato contra las infecciones bacterianas, y también a la pérdida
de esos linfocitos-T o células de ayuda que juegan un importante papel en la protección inmunológica.
La anemia (bajo recuento de glóbulos rojos) también puede manifestarse,
especialmente cuando la enfermedad ya está muy avanzada.
Los
gatos infectados pueden parecer normales durante años. Pero de pronto, cuando comience a mostrar signos
de inmunodeficiencia, la capacidad del gato para autoprotegerse contra las infecciones se verá comprometida.
La misma bacteria, virus, hongo o protozoo que los gatos normalmente encuentran cada día en el ambiente
y que por lo general no afecta a su salud, puede causar una enfermedad muy grave en los gatos cuyo sistema inmunológico
ha sido dañado por el VIF. Estas infecciones secundarias son responsables de la mayoría de signos clínicos asociados
al VIF, y la principal causa de muerte en gatos VIF positivos.
¿Cuáles son los síntomas de la enfermedad?
· Fiebre.
· Pérdida de apetito.
· Manto (pelaje) empobrecido, sin brillo...
· Infecciones e inflamación de encías (gingivitis).
· Estomatitis.
· Infecciones crónicas o recurrentes de la piel, del tracto urinario
y del sistema respiratorio.
· Diarrea persistente.
· Inflamación del tejido conjuntivo (en algunos casos, no siempre
aparece).
· Pérdida de peso lenta pero progresiva que acaba en un grave enflaquecimiento
a medida que avanza la enfermedad.
· Incremento del riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer, como
linfomas (aunque ese riesgo siempre es mayor en el caso de gatos infectados de Leucemia).
· Aborto y problemas reproductivos en gatas fértiles infectadas.
· En algunos casos, aún no siendo tan frecuente: convulsiones, deterioro
mental y otros desórdenes neurológicos.
Algunos gatos VIF positivos manifiestan enfermedades recurrentes seguidas de episodios de aparente salud. Incluso la leucopenia y la anemia aparecen y desaparecen de forma cíclica: con episodios de bajos recuentos seguidos de una recuperación de los niveles normales. Sin embargo, la tendencia general parece ser progresiva, de modo que los descensos en la fórmula leucocitaria son más bajos en cada nuevo episodio o brote de la enfermedad.
¿Cómo puedo evitar que este nuevo gatito contraiga el VIF?
No
existe ninguna vacuna contra el VIF. Los propietarios pueden proteger a sus gatos sólo evitando el
contacto de éstos con otros animales infectados. Las mascotas que viven dentro de casa y que nunca salen
libremente al exterior, al evitar el contacto con las colonias de gatos cimarrones, están generalmente a
salvo de contraer el VIF. Lo ideal sería que los criaderos y casas donde hay muchos gatos conviviendo bajo
el mismo techo testasen todos sus gatos y aislasen o apartasen a los gatos infectados. Aunque se ha comprobado
la condición general VIF- de los gatos residentes en un espacio cerrado, todo gato debería ser testado
de Inmunodeficiencia Felina antes de ser trasladado a otro hogar, y sólo los VIF- podrían entrar
en la nueva casa o criadero. Se recomienda un periodo de cuarentena de unas 8-12 semanas en aquellos casos en que
el gato tenga un historial de probable exposición al virus, como en los gatos callejeros o abandonados (stray
cats).
¿Puedo infectarme de Inmunodeficiencia Felina por un gato VIF+?
No hay comentarios:
Publicar un comentario