CENOTES DE LOS MAYAS

LOS CENOTES, LOS POZOS SAGRADOS 

DE LOS MAYAS

Los cenotes son depresiones cársticas del terreno formadas como consecuencia del hundimiento del techo de cuevas o cavernas que dejan al aire el agua que las recorre. De ahí su profundidad. Estos cenotes pueden estar al aire libre o permanecer aún bajo tierra.

Se formaron durante el Pleistoceno debido a las glaciaciones y la bajada del nivel del mar que ocasionaron. Muchos de los cenotes están dentro de todo un amplio sistema de ríos subterráneos que pueden terminar en el mar. Los ríos subterráneos más largos del mundo se encuentran, precisamente, en la Riviera Maya, de ahí su gran atractivo. A veces el agua marina entra en esos ríos dando lugar a cenotes que a partir de una determinada profundidad comienzan a tener agua salada en vez de dulce como es habitual. Este es el caso de muchos de los cenotes que se encuentran en la Península de Yucatán.

Precisamente en estos cenotes se puede observar un peculiar fenómeno óptico que se da en las haloclinas, o sea, la superficie de encuentro entre el agua dulce y la salada, que en algunos cenotes de Yucatán se encuentra a penas a diez metros de profundidad.

Los mayas daban un carácter sagrado a estos pozos a los que daban dos usos fundamentales. Eran los depósitos naturales de agua dulce, pero también eran lugares ideales para el sacrificio de personas para honrar a los dioses. No en vano el nombre cenote viene del maya dz’onot que significa ‘sagrado’. Y por muy duros que nos resulten los sacrificios humanos, no se hacían por capricho; los mayas pensaban que los cenotes eran las puertas a otro mundo de dicha y eternidad, así que consideraban que hacían un gran favor a los sacrificados.

Muchas de las especies de flora y fauna que se encuentran en los cenotes son endémicas, solo se encuentran en ellos. Algunas están en claro peligro de extinción. Los peces suelen ser de agua dulce, pero en las profundidades saladas, en zonas cercanas a la costa,  pueden encontrarse especies marinas que acceden por los canales que van al mar. El mayor peligro que tienen los cenotes son las filtraciones de agua procedentes de empresas contaminantes o aguas residuales que no están bien canalizadas. A veces han sido utilizados también como escombreras. Pero el aprovechamiento turístico y científico de los últimos años hace que las autoridades tomen muy en serio su conservación.

El color de las aguas en los cenotes de la Península del Yucatán es color turquesa, lo que les da mayor vistosidad. Se calcula que en esta península puede haber alrededor de 3.000 cenotes, de los cuales solo están registrados unos 1.200, ya que la mayoría permanecen ocultos en la selva o permanecen bajo tierra al no haber llegado a la parte del proceso geológico en que pierden su última protección.

Una práctica extendida en la Riviera Maya es la visita a estos cenotes. La inmersión en sus aguas con distintas técnicas de buceo es una delicia que no nos podemos perder. La visibilidad suele ser muy buena bajo las aguas y no es difícil contemplar la flora y la fauna y toda la belleza de las estalactitas y estalagmitas sumergidas. Y como muchos de estos cenotes se encuentran en el interior de las selvas, el camino hacia ellos se convierte en otra bella actividad