Los niveles de ruido en algunas áreas de los océanos se han duplicado cada década por los últimos 60 años debido a varias actividades humanas.
Un claro ejemplo de esto es que más del 90% del comercio mundial se transporta en barcos. Barcos con enormes hélices, que a su vez hacen un ruido muy intenso al desplazarse. Los cetáceos están expuestos a estos constantes ruidos, lo que les provoca estrés, afecta gradualmente su salud, y también su taza de reproducción, al impedirles encontrarse con sus posibles parejas a través de ondas sonoras.
Pero esto no es todo. El ruido causado por el sonar de las pruebas militares y la búsqueda de petróleo y gas, también los está afectando y a otras especies acuáticas como las tortugas y los peces.
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